Carne de vacuno: versatilidad y sabor
En nuestro país contamos con carnes de gran calidad. Entre ellas destaca la carne de vacuno, que estas fiestas seguro que ha sido la gran protagonista en muchas mesas. Es la elección perfecta para menús especiales, debido a las numerosas posibilidades que ofrece. Dependiendo de la clase de animal, la carne puede ser de ternera, blanda y escasamente engrasada; de añojo, más consistente que la anterior y de una coloración rosada; de novilla/novillo, muy sabrosa; y de vacuno mayor, de carne más rojiza e igualmente apetitosa.
Asimismo, los consumidores pueden optar por distintos cortes, eligiendo de esta manera aquellos que más se adapten a sus preferencias. Es importante tener en cuenta las características de cada una de las piezas, ya que los diferentes cortes del vacuno tienen características propias que los hacen adecuados para una u otra preparación.
Carne de vacuno: el solomillo es la estrella
De todas estas opciones, destaca la versatilidad culinaria del solomillo, el lomo alto y el lomo bajo, considerados los cortes de mayor calidad. En el caso del solomillo, la joya de la corona, su pronunciada terneza lo hace ideal para asar entero, aunque también es tendencia consumirlo crudo, en steak tartar.
Por su parte, del lomo alto, salen entrecots y chuletones e incluso se puede experimentar con roast beef al más puro estilo anglosajón. En cuanto al lomo bajo, tierno al igual que el alto, se puede asar entero o en filetes de mayor grosor. Como regla general, el consumidor ha de tener en cuenta que, para obtener la mayor terneza, cuanto mayor sea la calidad de una carne , su cocinado debe hacerse a mayor temperatura y menos tiempo.
Además de las sencillas preparaciones a la plancha o a la parrilla acompañadas de sal y algunas especias, suficiente para disfrutar este tipo de carnes en el día a día, para las fiestas se puede buscar siempre un toque más especial o sofisticado con el que sorprender a nuestros comensales.