Trucos para que los niños disfruten de la carne
Cada niño es un mundo, y por eso tanto a los padres primerizos como a los que tengan experiencia, les pueden surgir conflictos o situaciones que no esperan, y por eso deben tener capacidad de reacción y acudir siempre a especialistas que les puedan orientar.
En el post de hoy analizaremos qué hacer si a nuestro niño le cuesta aceptar la carne en su dieta, sea por el motivo que sea.
Las proteínas de buena calidad, el hierro y la vitamina B12 hacen de la carne un alimento imprescindible en la dieta de los niños. Pero como decimos, introducirla en su alimentación no siempre es tarea fácil, ya sea porque su textura no resulta del todo agradable en las primeras tomas o porque el sabor les resulta extraño.
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Compra carnes fáciles de digerir: la digestibilidad de un alimento está ligada, sobre todo, a la cantidad de grasa que contenga. A mayor cantidad de grasa, más dificultad para digerirla. Escoge carnes de ternera o conejo, que son las menos grasas; de buey o pollo, en un punto intermedio y evita la de cerdo, que es la más grasa.
Apuesta por carnes fáciles de masticar: determinada por su dureza; las piezas más tiernas y aconsejables para los niños son las de la zona de las costillas en la ternera y las pechugas en las aves, así como el lomo y el solomillo de la ternera. Los animales jóvenes –ternera, cordero, pollo– también resultan, por la misma razón más apropiados.
Dale a tu hijo carne de color agradable: todos comemos por los ojos y los niños más aún. Les suele atraer más el color claro del pollo y la ternera, y no se dan cuenta de que están comiendo carne si se camufla en un puré o en la masa de unas croquetas.
Carne picada, el gran clásico: es una opción efectiva con los pequeños más reacios. Se debe cocer bien, hasta que haya perdido los pigmentos rosados y el jugo que suelte sea de color claro. Así le gustará más.